Araucanía Socialista

martes, mayo 01, 2007

Matanza de la Escuela Santa Maria


Un poco de Historia en este Día del Trabajador,
conmemorando 100 Años de la Matanza de la Escuela
Santa Maria de Tarapaca.




La huelga "de los 18 peniques" El Tarapacá, 24 de diciembre de 1907

Al comenzar el siglo XX la cuestión social en Tarapacá entra en una nueva fase. Bajo la presidencia de Pedro Montt, en Iquique, los trabajadores del vital sector portuario realizaban periódicos movimientos reivindicativos. En la Pampa Salitrera empezó a manifestarse el malestar de los obreros de las Oficinas, en memoriales reclamando al Gobierno atención a sus planteamientos sociales.


Ignoradas sus peticiones, se desarrollaría un poderoso movimiento huelguístico en la Pampa Salitrera, que estalla a fines de 1907, y es apoyado por un paro total en Iquique, hasta donde llegaron los miles de huelguistas, para pedir a la autoridad que los salitreros accedieran a sus demandas sociales.

En el país, la estéril lucha por el poder entre la Alianza Liberal y la Coalición, desacreditaba cada vez más al sistema parlamentario (instaurado tras la derrota de Balmaceda, en 1891 -defensor del sistema presidencialista) agudizando en 1907 la crisis financiera que hacía bajar el cambio y subir los precios de los artículos de primera necesidad. La moneda se depreció al punto que llegó a valer apenas 8 peniques. La inestabilidad cambiaria golpeaba a la clase obrera.

La huelga de los pampinos fue conocida como "de los 18 peniques", porque el punto principal de sus demandas era el cambio a ese valor. El movimiento reivindicativo era fomentado por anarquistas, demócratas y balmacedistas (liberales democráticos, que obtenían dividendos con la veneración de los trabajadores salitreros al difunto Presidente, considerado símbolo de la defensa del salitre a las ambiciones monopólicas del magnate inglés J. T. North).

El 16 de diciembre los trabajadores presentaron sus demandas en un Memorial:

- Aceptar que mientras se supriman las fichas y se emita dinero sencillo cada Oficina representada y suscrita por su Gerente respectivo reciba las de otra Oficina y de ella misma a la par, pagando una multa de $ 50.000, siempre que se niegue a recibir las fichas a la par.


- Pago de los jornales a razón de un cambio fijo de 18 peniques. Libertad de comercio en la Oficina en forma amplia y absoluta.


- Cierre general con reja de fierro de todos los cachuchos y chulladores de las Oficinas Salitreras, so pena de pagar de 5 a 10.000 pesos de indemnización a cada obrero que se malogre a consecuencia de no haberse cumplido esta obligación.


- En cada oficina habrá una balanza y una vara al lado afuera de la pulpería y tienda para confrontar pesos y medidas.


- Conceder local gratuito para fundar escuelas nocturnas para obreros, siempre que algunos de ellos lo pida con tal objeto.


- Que el Administrador no pueda hacer arrojar a la rampla el caliche decomisado y aprovecharlo después en los cachuchos.


- Que el Administrador ni ningún empleado de la Oficina pueda despedir a los obreros que han tomado parte en el presente movimiento, ni a los jefes, sin un desahucio de 2 a 3 meses, o una indemnización en cambio de 300 a 500 pesos.


- Que en el futuro sea obligatorio para obreros y patrones un desahucio de 15 días cuando se ponga término al contrato.


Este acuerdo una vez aceptado se reducirá a escritura pública y será firmado por los patrones y por los representantes que designen los obreros.

Miles de trabajadores de las salitreras se concentraron en Iquique respaldando las demandas a la autoridad provincial para que fueran atendidas por los salitreros, ya que los procedimientos anteriores, de enviar comisiones con los petitorios a la autoridad habían fracasado en 1901, 1903 y 1904.

Mientras el Intendente interino, Julio Guzmán García, mediaba las negociaciones entre salitreros y representantes pampinos -en la ciudad paralizada en apoyo (o por temor) a los huelguistas-, llegan a Iquique el Intendente titular, Carlos Eastman y el general Roberto Silva Renard, jefe de la I Zona Militar, que venía a tomar el mando de las ya reforzadas tropas de la guarnición. (El 17 llegó desde Arica el crucero "Blanco Encalada" conduciendo una fuerza del Regimiento "Rancagua"; el 18, anclaba en la bahía el crucero "Esmeralda" que traía tropas del Regimiento de Artillería de Costa, de Valparaíso).

El estado de sitio fue decretado el 20 de diciembre.

En tanto, se había ordenado a los pampinos concentrarse en la plaza Manuel Montt y en la escuela Santa María. Hasta que una nueva disposición oficial determinaba que los huelguistas debían evacuar esos dos puntos y ubicarse en el Hipódromo, para luego tomar los trenes rumbo a la Pampa, reanudando las faenas, ya que los salitreros rechazaban la presión, sosteniendo que perderían "autoridad moral" en la Pampa, proponiendo al comité huelguista dejar una delegación para continuar las negociaciones. Pero los trabajadores se niegan a abandonar la plaza y escuela mientras no se atendieran sus peticiones.

El 21 de diciembre se enfrentan ambas posiciones, siendo inútiles los intentos de persuación de militares y cónsules para que se desistieran de su actitud, que si bien era un desacato a la autoridad, no era una rebelión, como sostiene el general Silva Renard en su parte oficial.

Terminada la tensa espera las fuerzas militares y de marinería abrieron fuego sobre los huelguistas. Se utilizaron las armas para finalizar con la mayor demostración de fuerza de los trabajadores de las salitreras de Tarapacá desde la gran huelga pampina de 1890.

(fuente)

Mario Zolezzi Velásquez. Investigador. I Región de Tarapacá